Senderismo

Mañana subimos a La Mira ( 2 ° parte)

Después de nuestro receso de contemplación, de descanso y de tomar algunos frutos secos, proseguimos nuestra ascensión, desde el Refugio Victory. Detrás de nuestro líder, continuamos por el canchal en dirección norte, haciendo pequeñas y grandes zetas. El recorrido se me hace algo duro, quizá por lo inestable de las rocas y el llevar hasta ahora, más de tres horas caminando. El grupo se va separando, fruto del cansancio de algunos y de la buena forma de otros. En uno de los muchos descansos durante la subida seguimos admirando estos cuchillares, muchos ya están a nuestra altura e incluso más bajos. Un poco más arriba y a nuestra derecha el «Pequeño Galayo», eso me dicen y más arriba aún el «Gran Galayo».

En una de estas breves paradas, oigo el grito de «¡Piedra!», miro encima mío y veo rodar un pequeño pedrusco que coge velocidad, por suerte se detiene de golpe en un gran bloque de granito. Es la primera vez que oigo esta señal de aviso y lo importante que resulta, que el grupo vaya más unido en estas pronunciadas pendientes.
Continuamos nuestra andadura hacia el paso que da acceso a la cumbre de la Mira. Estamos muy cerca ya, pero un pequeño despiste del que encabeza nuestro equipo, hace que salgamos a una portilla, que no tiene salida. Subimos todos a ella y comprobamos lo vertiginoso del terreno en esta cara norte. Un gran nevero y una inclinación que asusta,.. aún así el equívoco ha merecido la pena para poder asomarnos desde este balcón, _ que luego he sabido que se llama «Puerta Falsa»_ a las profundidades sombrías de la conocida como «Canal Seca».
Rectificamos y al fin salimos por el paso natural marcado con grandes hitos, hacia las suaves lomas que conducen a la cima.
Un pequeño reguero zizzagueante, con los bordes de hierba encharcados, nos marca el camino a un manantial. Parece mentira, que a esta altura brote tal cantidad de agua, y es que la montaña es como una esponja, que acumula y conserva el líquido elemento en los meses más fructíferos y se despoja de él a cámara lenta, incluso en el estío. Dejamos a nuestra derecha unas ruinas, es el antiguo Refugio Arenas, y apenas a unos doscientos metros más y ya tenemos a la vista nuestra meta.
Por fin llegamos a La Mira, el esfuerzo ha merecido la pena. La panorámica desde aquí se expande y agranda podemos ver algunos pueblos de la vertiente sur, como Arenas de San Pedro, también algún que otro embalse,..el Circo de Gredos hacia el Oeste con el mítico Almanzor. Pero lo que más asombra, es la grandiosidad de los cercanos Galayos, que ahora vemos allí abajo, como una maqueta, Torres y Puntas verticales que se agrupan, compitiendo por conquistar el cielo. ¡Cuántas montañas se ven desde aquí!.. ¡Cuantas montañas aún por subir y descubrir!

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